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LAS QUINCE TORTURAS SECRETAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO 

Jesús atendiendo los ruegos de la piadosa amadísima Hermana María Magdalena de la Orden de Santa Clara, que vivía santamente en Roma, que deseaba conocer sus sufrimientos secretos, se le apareció y le receló y comunicó verbalmente los sufrimientos desconocidos, que había soportado la noche anterior a Su muerte.
 
"Los judíos me consideraban el hombre más desgraciado en toda la tierra, es por eso que:

(1)- Ataron mis pies con una cuerda y me arrastraron por los peldaños de la escalera, hasta una bodega mugrienta y nauseabunda.

(2)- Me despojaron de mi ropa e hincaron mi cuerpo con pedazos de hierro.

(3)- Me amarraron una cuerda alrededor de mi cuerpo y me hicieron caer al suelo, de un extremo al otro.

(4)- Me colgaron de un madero con un nudo corredizo hasta que me resbalé y caí. Abrumado por esta tortura, derramé lágrimas de sangre.

(5)- Me ataron a un poste e hirieron mi cuerpo con diversas armas.

(6)- Me golpearon con piedras y me quemaron con brasas ardientes y antorchas.

(7)- Me hirieron con punzones; lanzas agudas me arrancaron la piel, la carne y las arterias.

(8)- Me amarraron a un poste y me hicieron pararme, descalzo, sobre una lámina de metal incandescente.

(9)- Me coronaron con una corona de hierro y me vendaron los ojos con los trapos más sucios posibles.

(10)- Me hicieron sentar en una silla cubierta con clavos de punta aguda, que causaron profundas heridas en mi cuerpo.

(11)- Me pusieron en las heridas plomo líquido y resina y, luego de esta tortura, me empujaron contra la silla de clavos, de modo que los clavos penetraran más y más profundo en mi carne.

(12)- Para vergüenza y aflicción, enterraron agujas en los agujeros de mi barba, que me arrancaron. Me amarraron las manos tras la espalda y me sacaron de la prisión a puñetazos y golpes.

(13)- Me arrojaron sobre una cruz y me amarraron tan fuerte que casi no podía respirar.

(14)- Me golpearon en la cabeza mientras yo yacía en tierra, y se pararon sobre mí, lastimando mi pecho. Luego, tomando una espina de mi corona, la clavaron en mi lengua.

(15)- Echaron en mi boca las excreciones más inmodestas, mientras hacían las expresiones más infames sobre mí.

Luego Jesús agregó:

"Hija mía, deseo que le hagas saber a todo el mundo estas QUINCE TORTURAS SECRETAS, para que todos sean honrados. Cualquiera que me ofrezca a diario, con amor, uno de estos sufrimientos y diga con fervor la siguiente oración, será recompensado con la gloria eterna en el día del juicio.

La oración que Jesús nos pidió que hiciéramos dice como sigue:

 

Mi Señor y mi Dios, es mi voluntad inalterable honrarte en estos

QUINCE TORMENTOS SECRETOS, cuando Tú derramaste Tu Preciosa Sangre: tantas veces como haya granos de arena alrededor de los mares, como granos de trigo en los campos, o briznas de hierba en los prados, como frutos en los huertos, como hojas en los árboles, o flores en los jardines, como estrellas en el cielo, como ángeles en el Cielo, como criaturas en la tierra; tantas miles de veces tú serás glorificado, alabado y honrado, oh, Señor Jesucristo, el más digno de ser amado, Tu Sacratísimo Corazón, Tu Preciosa Sangre, Tu Divino Sacrificio por la humanidad, el Santísimo Sacramento del Altar, La Santísima Virgen María, los nueve gloriosos coros de ángeles y la Bendita Falange de los Santos, de mí y de todos, ahora y para siempre, y por los siglos eternos. De la misma manera, yo deseo, Mi querido Jesús, darte gracias, servirte, reparar y expiar todas las ignominias, y ofrecerte mi alma y cuerpo como Posesiones Tuyas por siempre.” Así mismo, lamento por todos mis pecados y sea Tu perdón, Oh mi Señor y mi Dios. Y Te ofrezco todos los meritos de Jesucristo para reparar todo, para obtener una muerte feliz y la liberación de las almas del Purgatorio. Esta oración, yo deseo renovarla en cada hora hasta mi muerte Oh amoroso Jesús, Dulce Salvador, fortifica mi resolución y no permitas que hombres malvados o Satanás la destruyan. ¡Amén!

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